por Angela Viola Borzacchiello
Hay páginas que dejan sin palabras en Tutta sola al centro della terra de Zoe Thorogood, novela gráfica autobiográfica publicada por Bao publishing: quizás por la naturalidad con la que la autora escribe sobre sus experiencias como artista, la soledad que la envuelve, su salud mental afectada por el persistente pensamiento suicida.
Zoe Thorogood se representa a sí misma pasando de un estilo a otro: esbozado, realista, caricaturesco, grotesco. A través de esta variedad de estilos, muestra al lector el enredo de pensamientos que la atormentan y sus cambios repentinos de humor. La forma en que utiliza el color parece transmitir la sensación que se experimenta cuando una canción resuena en nuestras cuerdas, para bien o para mal.
Tutta sola al centro della terra es un autorretrato íntimo y delicado que recorre seis meses de la vida de la autora a la deriva y luego el intento de reponerse. A lo largo de la narración, Zoe Thorogood realiza una excavación activa y profunda en sí misma, repasando los continuos efectos del pasado en su vida y examinando por qué y cómo se mueve de ciertas maneras en el presente: un flujo emocional continuo en el que fluyen sus pensamientos y sus múltiples personalidades.
La consideración extremadamente convincente es estar inmerso en un estado mental, artístico precisamente, pero también confuso y alimentado por las angustias que invaden la mente de la autora, que no pretende contar una historia que vaya de un punto A a un punto B. Variaciones de estados mentales, episodios significativos del pasado y del presente se suceden con una naturalidad casi quirúrgica.
Si estás buscando una historia que narre cómo se emerge de la depresión, este libro no es para ti. Estamos lejos del concepto banal de manual de autoayuda. Lo que le interesa a Zoe Thorogood es explicar lo contrario, es decir, que la mente de alguien con depresión es un caos total, que hay gusanos que se deslizan bajo tus brazos y un gato zombi que te hace compañía. Una presencia oscura que emerge cuando todo parece ir bien.
De hecho, en ocasiones surge la sospecha de que la autora en el fondo no desea ser realmente feliz. El flujo de la narrativa concluye con una reflexión sobre la vida en general: «La vida es solo una colección de experiencias buenas y malas mantenidas juntas por el vacío en medio… y ese vacío es tu espacio para moldear, un espacio para controlar y crear».
Exactamente lo que ella misma hace con el cómic, utilizando una narrativa inestable y modos de narración que van desde el documental – cuando representa con un flashback un momento clave de su existencia que se convertiría en su primer webcómic – hasta la comedia, exagerando las interacciones de su vida como si fuera un dibujo animado similar a un cómic con ella como protagonista, rodeada de personas surrealistas y aterradoras.
A lo largo de la lectura, la evolución del cambio mental del personaje de la autora es sutil pero poderosa. Se habla de autolesión, suicidio y uso de drogas, pero la libertad con la que se abordan estos temas ayuda de alguna manera a desestigmatizarlos. La enfermedad mental no se oculta como algo de lo que avergonzarse, sino que Zoe Thorogood la saca a la luz y dice «sí… estas cosas suceden y son horribles».
Tutta sola al centro della terra se enmarca en un cierto tipo de narrativa reciente – en libros, en periódicos, en cine, en redes sociales – que tiende a capitalizar la experiencia de vida a través de la representación más honesta posible: elaborando una historia dolorosa en un producto consumible, de comprensión inmediata y monetizable. Sin embargo, la atención que genera Zoe Thorogood al tocar temas tan verdaderos y delicados tiene un costo: ser capaz de permanecer fiel a su identidad y estar dispuesta a exponerse a la mirada de los demás.
La autora menciona en varios puntos que es «egoísta»: quizás en ciertos aspectos sea cierto. Todos podemos ser egoístas en algún momento, tal vez incluso el acto de escribir esta novela gráfica haya sido un gesto egoísta, de mera supervivencia. Pero en realidad podríamos considerarlo también un gesto altruista: ser tan honestos y transparentes, mostrando nuestras vulnerabilidades, permite al lector ver en los demonios de Zoe Thorogood los suyos propios y comprender que no está solo. Tal vez sea esta conciencia la que nos llevamos al final de la lectura. Nadie está solo, en el centro de la tierra.
Artículo originalmente publicado en Fumettologica y aquí presentado en una versión editada.
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