Para muchos fans del anime, «Dragon Ball» fue la puerta de entrada al mundo de la animación japonesa. Una serie que dejó una marca en la infancia de millones de personas, definiendo toda una generación e inspirando innumerables vidas. Con su gran popularidad, Hollywood no tardó en intentar adaptar la franquicia al cine, resultando en un desastre total con «Dragon Ball Evolution» en 2009, una de las peores adaptaciones live-action de anime jamás realizadas. Sin embargo, paradójicamente, este fracaso tuvo un efecto positivo: motivó el regreso de Akira Toriyama a su propia creación.
Desde el inicio, «Dragon Ball Evolution» no auguraba nada bueno. ¿Goku en la escuela? ¿Un Piccolo aburrido? ¿Efectos especiales propios de una película de la India? No era necesario ser seguidor de la serie original para percibir que esta película sería un fiasco. Tanto los fans como el público general que desconocía «Dragon Ball» la detestaron por igual.
En retrospectiva, el guionista Ben Ramsey admitió años después que solo aceptó el trabajo por el dinero: «Me involucré por el dinero y no como fan. Aprendí que cuando te unes a un proyecto sin pasión, el resultado es basura», escribió en una disculpa en 2016. Además, Akira Toriyama inicialmente confiaba en la película e intentó ofrecer consejos, sugerir cambios en el guion y proponer mejoras, pero el equipo de producción de Hollywood lo ignoró por completo. «El guion no captó la esencia del mundo ni sus características. Les advertí y di sugerencias, pero parecían extrañamente confiados y no me escucharon», explicó en su momento.
Lo inesperado fue que este desastre cinematográfico de proporciones épicas encendió la chispa que Akira Toriyama necesitaba para regresar a «Dragon Ball». Hasta entonces, el autor había dejado la franquicia atrás, pero «Dragon Ball Evolution» fue el detonante. En 2013, regresó con «Dragon Ball Z: La Batalla de los Dioses», presentando a Bills y el Super Saiyajin Fase Dios. Posteriormente, en 2015, escribió «Dragon Ball Z: La Resurrección de Freezer». Y no se detuvo ahí, continuó con «Dragon Ball Super», expandiendo oficialmente el universo con nuevos personajes y transformaciones.
Todo esto lo reveló él mismo en el «Dragon Ball 30th Anniversary Super History Book», expresando: «Había dejado atrás Dragon Ball, pero al ver lo mucho que me disgustó esa película live-action, y al revisar ese guion para la película de anime y quejarme de la calidad del anime de televisión, supongo que en algún momento se convirtió en una serie que me gusta demasiado como para abandonarla».
Con la triste despedida de Toriyama en 2024, su última contribución a la saga, «Dragon Ball Daima», es también el proyecto con el que los fans le dicen adiós. Sin embargo, incluso los mayores fracasos pueden traer cosas positivas. Así que, sí, «Dragon Ball Evolution» sigue siendo una abominación que nunca debió ver la luz, pero su existencia fue fundamental para el regreso de «Dragon Ball» como anime.
Fuente: Comic Book Resources
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